Grupo Social ONCE

NUESTRA TASA DE ABANDONO ESCOLAR ES MUY INFERIOR A LA GENERAL

Ana Isabel Ruiz. Directora de Educación, Empleo y Promoción Cultural de la ONCE

La tasa de abandono escolar entre los estudiantes afiliados que atendemos desde la ONCE está muy por debajo de la general. Concretamente en un 9,6% frente al 26.3%, tasa de abandono escolar de la población en general. Ana Isabel Ruiz. Directora de Educación, Empleo y Promoción Cultural de la ONCE nos desarrolla estos y otros datos en una amplia entrevista que tambien incluye el corte sonoro

Aunque recientemente el ministro de Educación, José Ignacio Wert, hacía público en el Congreso de los Diputados que la tasa de abandono escolar en 4º de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), el último curso de enseñanzas regladas obligatorias, se sitúa en el 24,9 por 100, según explica la directora de Educación, Empleo y Promoción Cultural de la ONCE, Ana Isabel Ruiz, en el caso de los alumnos con discapacidad visual, “este año se ha analizado nominativamente, por primera vez, a cada uno de estos alumnos (si abandonaban los estudios, promocionaban a Bachillerato o Formación Profesional, o los que tenían que repetir) y el resultado nos ha sorprendido gratamente, pues la tasa de abandono escolar entre los estudiantes afiliados que atendemos desde la ONCE está muy por debajo de la general. Concretamente en un 9,6% frente al 26.3%, tasa de abandono escolar de la población en general en el momento de realizar el estudio, lo que supone que estamos muy alejados del colectivo general de esa tasa de alumnos que no promocionan a estudios posobligatorios”.

Pregunta.- ¿Hay alguna causa objetiva para esa diferencia tan evidente?
Ana Isabel Ruiz.- Que los niños afiliados cuenten con un profesional de referencia, un coordinador perteneciente a nuestros equipos específicos de apoyo que les acompañe en todo su periodo escolar, incide positivamente en su promoción, aunque desde los equipos de la ONCE no se trabaja lo curricular, sino el acceso al currículo ordinario y todas las materias específicas derivadas de la discapacidad visual. Ese acompañamiento durante toda su escolarización favorece su interés y que valoren lo que significa adquirir una formación adecuada para el futuro.

P.- Del alumnado que el curso pasado estudiaba 4º de ESO, ¿cuántos han continuado estudiando, y en qué tipo de estudios, y cuántos han optado por entrar en el mercado laboral?
A.I.R.- En el curso 2011/2012 terminaron 4º de ESO 188 alumnos. De ellos, 170 han promocionado hacia Bachillerato o FP; un porcentaje muy pequeño ha tenido que repetir por no obtener la calificación para superar esta etapa; y sólo 18 alumnos (un 9,6 por 100) no han promocionado, es decir, que no han continuado con otro tipo de estudios. Con los que no siguen estudiando, al tener 16 años o más, se considera que ya tienen edad para empezar a trabajar. A partir de ahí, se valora la formación de base que disponen y, a menudo, se trata de animarles desde los equipos de orientación para que aborden algún tipo de formación aunque sea no reglada, de modo que puedan reforzar su currículum. Y sobre todo se les recalca la importancia de que titulen por lo menos con el graduado de la ESO, que es fundamental. A alguno se le consigue reenganchar a la parte educativa y otros se decantan decididamente por el mercado laboral, por lo que pasan a ser demandantes de empleo.

P.- De los que continúan formándose, ¿cuántos llegan a realizar estudios superiores y qué materias demandan más estos alumnos con discapacidad visual?
A.I.R.- En la Universidad tenemos actualmente unos 800 alumnos en diferentes cursos, desde 1º hasta Doctorado. En este grupo están no sólo los que pasan de Secundaria a Bachillerato y a la Universidad, sino también el colectivo de afiliados adultos que deciden volver a estudiar. Es una cifra importante y la dificultad depende del tipo de estudio. La rama de Humanidades (Psicología, Pedagogía, Derecho, Educación…) es por la que se decantan más estudiantes, pues dependen más de su capacidad de estudio; en mucha menor medida van hacia las carreras de Ciencias; y, por supuesto, mucho menos hacia ingenierías o carreras relacionadas con la salud. Pero la verdad es que hay un poco de todo: arquitectos, ingenieros, matemáticos, químicos, físicos… La variabilidad del resto visual es tan grande en el colectivo de afiliados que, en función de ella, pueden optar por formaciones muy diversas. Además tenemos la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE, donde reciben una formación muy individual y de gran calidad, aparte de los alumnos que se matriculan en otras escuelas de Fisioterapia. Es una muy buena salida profesional, especialmente para los ciegos totales, pues no todas las carreras ni profesiones se adecuan a una persona sin resto visual funcional.

P.- Tanto los alumnos con discapacidad visual que se incorporan al mercado laboral tras la formación obligatoria como quienes siguen estudiando, ¿a qué panorama se enfrentan actualmente para acceder a un puesto de trabajo?
A.I.R.- La situación no es muy diferente a la de la población en general. Los afiliados pertenecemos a todas las escalas sociales y el mercado laboral es cada día menos acogedor, no para una persona con discapacidad, sino para una persona cualquiera. Tenemos más problemas, lógicamente, porque cuando hay mucho empleo es más sencillo que un empresario confíe en contratar a una persona con discapacidad. El problema ahora es que las empresas no contratan a nadie. Pero además, hoy en día, el empresario suele buscar la figura de empleado “multitarea”, un tipo de puestos que son difíciles de desarrollar por una persona con discapacidad visual y, sobre todo, con ceguera total. Pese a ello, el año pasado conseguimos 314 puestos de trabajo, cifra muy inferior, casi la mitad, de las de hace tres o cuatro años, pero que muestra que seguimos consiguiendo nuestro objetivo: crear empleo para las personas con discapacidad visual.
 

P.- En general, ¿las empresas se muestran abiertas o reticentes a contratar a personas con discapacidad visual?
R.- La empresa que prueba tiende a seguir contratando. Hay reticencias pero, cuando se consigue incluir a un trabajador con discapacidad visual en una empresa, normalmente contrata luego a otros. Además, suelen trasladar su experiencia a más empresarios. A veces incluso ofrecen puestos que parecen imposibles de desarrollar, pero siempre lo valoramos, pues difícilmente no habrá un afiliado que no pueda afrontarlo. Actualmente, los puestos más estables son los ocupados por ciegos totales, que mantienen el puesto mucho más tiempo que una persona con resto visual.

P.- Dadas las actuales circunstancias, ¿cuáles son los principales objetivos de la ONCE en materia educativa y de formación laboral?
A.I.R.- Todo está vinculado. Una persona se educa no porque sea obligatorio sino porque ha de tener una preparación, que será fundamental cuando, de adulto, tenga que buscar empleo. La ONCE propone continuamente que los afiliados adquieran una formación adecuada y afín a sus capacidades. No todo el mundo puede llegar a cursar una carrera universitaria o un máster, pero quien pueda debe llegar, porque -tal y como está la situación actual- una mejor formación permite optar a puestos acordes con ella. Ahora bien, debemos enfocar también otros perfiles más bajos, que es un poco la realidad de lo que hay hoy en día en España, de modo que quien no pueda hacer una formación superior, desarrolle una profesión a través de la FP. O que quien realmente no pueda superar más que un graduado de la ESO (algo básico, fundamental) debe tratar de reforzar sus conocimientos con otros aspectos que le ayuden a abordar el mundo laboral, lo que se complica mucho cuando se carece de cualquier cualificación.
 

Para la ONCE es fundamental la inclusión laboral, por eso las áreas de educación y empleo trabajan conjuntamente, hoy más que nunca, todo el tema de orientación vocacional y profesional ya desde los propios centros escolares. El área de empleo aporta las valoraciones sobre tendencias del mercado laboral, profesiones con mayor salida, etc. La coordinación entre los profesionales de las áreas educativa y de empleo hace posible una labor de orientación individualizada, en la que cada día se profundiza más. Todos estudiamos para trabajar en un futuro y hay que ser conscientes de las posibilidades que nos ofrece la formación que estamos realizando.

Finamente puedes pinchar aquí para escuchar el corte integro de la entrevista sonora a Ana Isabel Ruiz. Directora de Educación, Empleo y Promoción Cultural.

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